LAS RAÍCES DEL MIEDO
No hace falta conocer el peligro para tener miedo, de hecho los peligros desconocidos son los que inspiran más temor ALEJANDRO DUMAS
Muchos de nuestros actos como individuos o como pueblos están determinados por el
No hace falta conocer el peligro para tener miedo, de hecho los peligros desconocidos son los que inspiran más temor ALEJANDRO DUMAS
Muchos de nuestros actos como individuos o como pueblos están determinados por el
miedo: no nos pasamos un alto por temor
a ser multados, los hijos esconden sus tra-
vesuras de los ojos de sus madres por te-
mor a ser reprendidos, los subordinados
obedecen a sus superiores por temor a ser
despedidos, nuestros gobiernos aceptan
acuerdos a los que le someten poderes ma-
yores, y así la lista podría resultar inter-
minable.
Pero, ¿cuál o cuáles son las raíces del miedo? Con los ejemplos anteriores podríamos fácilmente llegar a la conclusión de que éste nace ante aquello que tiene posibilidad de dominación sobre nosotros: poder de apo- car nuestras vidas, de disminuir nuestra fe- licidad, de generarnos dolor.
Sin embargo, no parece ser el temor al po- deroso el único elemento que puede hacer estallar en nosotros actos violentos, el te- mor a lo diferente también es un factor relevante puesto que lo otro , los otros , no participan de nuestros esquemas de pen- samiento y, por tanto, provoca en nuestras mentes una especie de anarquía más pare- cida a la neurastenia. Lo diferente no se entiende y, así, no cabe la posibilidad de controlarlo; es la carencia absoluta de diá- logo, de reconciliación, de entendimiento. Nos coloca en el terreno de la inseguridad más desnuda y absoluta.
Al respecto Jean Delumeau, importante his- toriador francés, expresa lo siguiente: la inseguridad es símbolo de muerte y la se- guridad símbolo de vida (Delumeau, 2002: 25); o como observara Roger Caillois, es- critor y antropólogo francés, el miedo hu- mano, hijo de nuestra imaginación, no es uno sino múltiple, no es fijo sino perpetuamente cambiante. Así, la imaginación tiene mucho qué ver en la construcción que hacemos del enemigo. Pero un enemigo del que no podemos esbozar un rostro, que no somos capaces de ima- ginar, genera tal grado de inseguridad, y la inseguridad tal grado de temor, que caemos en estados caóticos de conciencia, en angustia, en neurastenia.
Pero, ¿cuál o cuáles son las raíces del miedo? Con los ejemplos anteriores podríamos fácilmente llegar a la conclusión de que éste nace ante aquello que tiene posibilidad de dominación sobre nosotros: poder de apo- car nuestras vidas, de disminuir nuestra fe- licidad, de generarnos dolor.
Sin embargo, no parece ser el temor al po- deroso el único elemento que puede hacer estallar en nosotros actos violentos, el te- mor a lo diferente también es un factor relevante puesto que lo otro , los otros , no participan de nuestros esquemas de pen- samiento y, por tanto, provoca en nuestras mentes una especie de anarquía más pare- cida a la neurastenia. Lo diferente no se entiende y, así, no cabe la posibilidad de controlarlo; es la carencia absoluta de diá- logo, de reconciliación, de entendimiento. Nos coloca en el terreno de la inseguridad más desnuda y absoluta.
Al respecto Jean Delumeau, importante his- toriador francés, expresa lo siguiente: la inseguridad es símbolo de muerte y la se- guridad símbolo de vida (Delumeau, 2002: 25); o como observara Roger Caillois, es- critor y antropólogo francés, el miedo hu- mano, hijo de nuestra imaginación, no es uno sino múltiple, no es fijo sino perpetuamente cambiante. Así, la imaginación tiene mucho qué ver en la construcción que hacemos del enemigo. Pero un enemigo del que no podemos esbozar un rostro, que no somos capaces de ima- ginar, genera tal grado de inseguridad, y la inseguridad tal grado de temor, que caemos en estados caóticos de conciencia, en angustia, en neurastenia.
La psiquiatría ha establecido una distinción entre el miedo y la angustia, Erick
Fromm en su obra Anatomía de la desructividad humana expone: El miedo tiene un objeto determinado al que se puede
hacer frente. La angustia no lo tiene, y se
la vive como una espera dolorosa ante un
peligro tanto más temible cuanto que no
está claramente identificado (...) es un sentimiento global de inseguridad.
Pero en el contexto actual, ¿qué es lo que provoca tanta inseguridad? ¿por qué la gente vive en constante angustia? La res- puesta parece estar en los trasfondos de lo que implica la modernidad y que ya Walter Benjamin nos adelantaba en mostrar: No hay objeto de la civilización que no sea al mismo tiempo, el producto de la barbarie (Benjamín, 1964:129). Es esa barbarie la que parece producir dicho estado. Walter Benjamín se refería a la oscura mano de los poderes ocultos que nos mantienen viviendo en un constante estado de emergencia , donde la violen- cia, en cualquiera de sus facetas, es la regla. Libro ¨El miedo como arma de dominación y sus manifestaciones en la vida cotidiana estadounidense¨http://bloguamx.byethost10.com/wp-content/uploads/2015/04/diagnostico-dac3b1o-cerebral.pdf?i=1
Pero en el contexto actual, ¿qué es lo que provoca tanta inseguridad? ¿por qué la gente vive en constante angustia? La res- puesta parece estar en los trasfondos de lo que implica la modernidad y que ya Walter Benjamin nos adelantaba en mostrar: No hay objeto de la civilización que no sea al mismo tiempo, el producto de la barbarie (Benjamín, 1964:129). Es esa barbarie la que parece producir dicho estado. Walter Benjamín se refería a la oscura mano de los poderes ocultos que nos mantienen viviendo en un constante estado de emergencia , donde la violen- cia, en cualquiera de sus facetas, es la regla. Libro ¨El miedo como arma de dominación y sus manifestaciones en la vida cotidiana estadounidense¨http://bloguamx.byethost10.com/wp-content/uploads/2015/04/diagnostico-dac3b1o-cerebral.pdf?i=1